En los últimos años parece haber
calado la idea de que las piedras de Ica son un absoluto fraude. Han pasado ya
alrededor de cuarenta años desde la edición del libro “Existió otra humanidad”
de Juan Jose Benitez, en donde se daba a conocer de forma pública el fenómeno de
las piedras de Ica, y dando a conocer a su descubridor, el doctor peruano ya
fallecido Javier Cabrera Darquea.
Es cierto que muchas de esas
piedras son un fraude al que han contribuido personajes locales como Basilio
Uchuya y parte de su familia, quienes impulsados por sus precarias condiciones
de vida, han intentado reproducir el estilo de las originales, básicamente para
procurarse unos ingresos economicos con los que poder sobrevivir.
Por otra parte, de ese modo se
esquiva las posibles consecuencias que no olvidemos, implica el trafico ilegal
de piezas arqueológicas o antigüedades.
Lo cierto no obstante es que
puede verificarse la diferencia entre piedras falsas y verdaderas. Unas piedras
por cierto, cantidades ingentes de decenas de miles, esparcidas por todo el
mundo que siguen planteando inquietantes interrogantes que algunos prefieren
responder simplificando las cosas aduciendo la falsedad de todas ellas, y con en
mi opinión, escaso rigor, generalizando lo que solo es aplicable en algunos casos
y en un cierto porcentaje del conjunto de las piedras de Ica, y sin que con ello
pretenda negar el proceso de falsificación de un importante porcentaje de
estas.
MUSEO DE JAVIER CABRERA |
En el siguiente reportaje de "La caja de Pandora"-, de nuevo las piedras de Ica, que
toman su nombre de la localidad de Perú del mismo nombre, nos interrogan desde
un misterio que algunos han intentado enterrar pero sigue bien ¡vivo¡.
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