EHS y SQM. ¿DOS CARAS DE LA MISMA
MONEDA?. Congreso celebrado en Roma el 14 de junio de 2011 (reseña en
español de Francesca Romana,
vicepresidenta de AMICA)
El siguiente documento nos ofrece de
forma breve y clara un resumen en
español de las interesantes
investigaciones expuestas por los ponentes del Congreso celebrado en Roma, en
junio de 2011, sobre electrohipersensiblidad
(EHS), y su relación con la sensibilidad química múltiple (SQM).
La reseña está realizada por
Francesca Romana, vicepresidenta de la asociación italiana AMICA.
Agradecemos su envío a MI ESTRELLA DE MAR a Raquel
Montero, vicepresidenta de la asociación SFC-Madrid
(*) de síndrome de fatiga crónica (SFC) y sensibilidad química múltiple (SQM), afectada de SQM grave,(al
igual que a su presidenta, María Matallana, afectada de SFC)
(*) A pesar de ser una asociación llevaba por dos personas con
un alto grado de nuestras patologías, la profesión que ambas realizaban antes
de su enfermedad (una en el campo sanitario y otra como docente universitario),
queda patente en la eficaz organización que han realizado alrededor de una
serie de puntos y acertados
servicios prácticos -legales, de salud, de apoyo físico...- para los asociados,
que realmente son los que el afectado suele necesitar en su vida diaria, aparte del lógico asesoramiento en sus enfermedades. De
estas prestaciones destaca la recomendación que hacen de servicios,
tratamientos y profesionales probados por los socios y/o en condiciones
ventajosas como la fisioterapia a domicilio o la osteopatía; la provisión de
voluntarios para acompañamientos y gestiones administrativas; y la asesoría
jurídica gratuita; aparte de otros servicios, que pueden verse.
16.09.2011 Hipersensibilidad electromagnética y sensibilidad química
múltiple: ¿dos caras de la misma moneda? EHS-SQM
/ EHS-MCS. ¿Dos
caras de la misma moneda?. Resumen español
congreso AMICA (Roma. 14.06.11.... Por: Francesca
Romana Orlando, periodista y vicepresidenta de A.M.I.C.A. Varios expertos de
diferentes países europeos coinciden en afirmar que la hipersensibilidad
electromagnética es una enfermedad real, física, y para algunos de ellos esta
condición parece estar estrictamente relacionada con la sensibilidad química
múltiple (SQM). Esta es la conclusión del Congreso
"Telefonía móvil, Wi-Fi, Wi-Max:
¿existen riesgos para la salud?", que se celebró en el Palacio Marini - Cámara de los Diputados,
en Roma el 14 de junio de 2011. El evento, organizado por la Asociación para el
Medio Ambiente y el Daño Crónico Tóxico (A.M.I.C.A.), tuvo como objeto proporcionar una visión general sobre los
peligros para la salud vinculados a la utilización de dispositivos inalámbricos. El profesor Dominique Belpomme, oncólogo,
profesor del hospital universitario pediátrico Necker, jefe de investigación de
la lucha contra el cáncer (ARTAC), mostró en su conferencia "Protocolos diagnósticos y terapéuticos para la intolerancia
a los campos electromagnéticos", los
resultados de un estudio basado en la observación
clínica de más de 450 pacientes registrados entre
2008 y 2011. Él y su equipo utilizan una técnica
nueva para diagnosticar a personas que refieren
reacciones a los campos electromagnéticos, una condición que prefiere definir
como "intolerancia a los campos electromagnéticos" o "síndrome
de ICE" en lugar de "hipersensibilidad electromagnética". La
nueva técnica es el "Eco-Doppler pulsado" del cerebro, que combina el
eco-doppler con un equipo para evaluar la perfusión cerebral. A diferencia de
otros métodos, no es peligroso y no implica ninguna radiación ionizante. Los
resultados muestran que las personas con
intolerancia a los campos electromagnéticos tienen una perfusión reducida en el
cerebro, especialmente en la parte izquierda del área límbica del cerebro, en comparación con el grupo de control. Esta es un área muy
particular, porque es la parte del cerebro más antigua en
el control de muchas funciones corporales.
"Estos
resultados son muy importantes”, comentó Belpomme
en el Congreso, “porque por primera vez, somos capaces de definir la intolerancia a
los campos electromagnéticos como una enfermedad física basándonos en pruebas
objetivas". Su equipo también utiliza otras pruebas, como la dosis de histamina, de proteína S100B y de shock por la proteína hsp70 y hsp27 en
sangre. El 70% del grupo de los pacientes observados mostró una severa
disminución de los niveles de vitamina D, aproximadamente el 1-2% de los
pacientes un aumento de las proteínas hsp27 y hsp70, mientras que más del 40%
de la muestra tuvo una alta cifra de histamina, un hecho totalmente compatible
con una interpretación fisiológica de este síndrome. En torno al 10% de los
pacientes tuvo una alta cantidad de proteína S100B, que es un marcador de la
permeabilidad de la barrera hemática cerebral (BBB). En la tercera parte de la
muestra de pacientes, se observó una reducción de la melatonina en la orina, lo
que puede explicar síntomas como la fatiga, el insomnio y la depresión en estos
pacientes. Estas alteraciones son bastante
similares a las que se presentan en pacientes con sensibilidad química múltiple
(SQM), particularmente en lo que se refiere a la reducción de la
perfusión cerebral, la inflamación neurogénica, el aumento del estrés oxidativo
y la reducción de los mecanismos de defensa. El hecho de que los campos electromagnéticos (CEM) induzcan
la apertura de la barrera hematoencefálica (BBB) puede interferir en la
protección del cerebro frente a los productos químicos tóxicos.
De hecho, no es infrecuente que los
pacientes con síndrome de ICE tengan síntomas de SQM, mientras que muchos
pacientes con SQM también reaccionan a los CEM. El aumento del estrés oxidativo en pacientes electrosensibles fue identificado por la doctora
Valeria Pacifico, que ofreció en Roma una conferencia
sobre los "Desequilibrios de los biomarcadores
metabólicos de óxido-reducción y la susceptibilidad a la radiación no ionizante". Ella trabaja en el equipo del Dr. Chiara De Luca en el laboratorio
Experimental BILARA del Istituto Dermopatico de Immacolata en Roma, que ha
publicado varias obras sobre el papel del
estrés oxidativo en la sensibilidad ambiental [1, 2]. "Para
hacer un diagnóstico de este síndrome es necesario escuchar primero a los
pacientes y verificar si esos síntomas mejoran ó desaparecen al alejarse de las
fuentes de radiación electromagnética”, explicó
el profesor Belpomme. Para demostrar si los campos electromagnéticos son la causa real
de las alteraciones encontradas en estos pacientes, los pacientes tuvieron que
repetir las pruebas antes y después de un período de tres meses de alejamiento
de las fuentes de radiación electromagnética. Los resultados muestran que después del período de evitación, los niveles tienden a
normalizarse.
Dada la fuerte correlación encontrada por seis estudios epidemiológicos
sobre la exposición a las radiaciones electromagnéticas y la enfermedad de
Alzheimer, el prof. Belpomme cree que a todo paciente electrosensible con alteraciones de la
memoria debe descartársele el padecimiento de la enfermedad de Alzheimer. Insiste en destacar el hecho de que el Alzheimer es una pérdida
de memoria a largo plazo, mientras que el síndrome de intolerancia
electromagnética a menudo implica la pérdida de memoria a corto plazo, pero este síntoma puede ser considerado como una condición
pre-Alzheimer. El profesor
Olle Johansson, profesor asociado de la Unidad de
Dermatología Experimental del Departamento de Neurociencias del Instituto
Karolinska y profesor del Instituto Real de Tecnología de Estocolmo,
conferenció en Roma sobre "El principio de precaución: de la Bioinititive
al consenso de Seletun". Dedicó su conferencia a las personas afectadas
por la intolerancia electromagnética y el síndrome de sensibilidad química
múltiple porque "tienen una vida muy difícil".
Él es uno
de los científicos más dedicados a la promoción de las nuevas directrices de
seguridad basadas en la biología de los campos
electromagnéticos. Acudió a Benevento para la resolución ICEMS en 2006, luego a
Londres en 2007 para una nueva resolución, y también fue miembro del grupo de
científicos independientes que publicó el famoso Informe BioInitiative en 2007,
que tuvo un eco importante en la agenda política. De hecho, gracias a este
informe el Parlamento Europeo firmó una resolución el 4 de
septiembre de 2008, para exponer que los límites de
seguridad actual para los campos electromagnéticos (CEM) están obsoletos y para
advertir a los gobiernos de la UE sobre el incremento de nuevas enfermedades de
origen ambiental como la intolerancia electromagnética (EHS), el síndrome de
sensibilidad química múltiple (SQM) y el síndrome de las amalgamas dentales de
mercurio. Más recientemente, el prof. Johansson formó parte del grupo de
científicos que elaboró el Consenso de Seletun, publicado en febrero pasado, con las revisiones sobre Salud
Ambiental [3]. En él se indica que las normas actuales no protegen a la
población mundial de los campos electromagnéticos y que éstos deben reducirse
ya, en lugar de esperar a las evidencias definitivas de peligro. También
establece que debería considerarse la incapacidad funcional a las personas que
aquejan síntomas de electrosensibilidad. En Suecia, por ejemplo, la EHS, la SQM o la fibromialgia ya están
clasificadas como incapacidades laborales. Esto significa que las personas
afectadas por estas condiciones no son consideradas enfermas, pero el ambiente les produce limitaciones, por lo que el ambiente tiene
que ser cambiado. Este tipo de clasificación representa
la concreción plena de la Convención de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, firmado por los gobiernos el 30 de marzo de 2007. Este convenio debería ser suficiente para obligar a todos
los gobiernos a encontrar el emplazamiento adecuado y las mejores estrategias
de bienestar para las personas con sensibilidad ambiental y poner fin a la
discriminación.
[1] De Luca C. et
al. Biological
definition of multiple chemical sensitivity from redox state and cytokine
profiling and not from polymorphisms of xenobiotic-metabolizing enzymes. Toxicology and Applied
Pharmacology, YTAAP-11818; Nº. of pages: 8; 4C. [2] De Luca
C. et al. The Search for
Reliable Biomarkers of Disease in Multiple Chemical Sensitivity and Other
Environmental Intolerances. Int. J. Environ. Res. Public Health 2011, 8, 2770-2797;
doi:10.3390/ijerph8072770. [3] Fragopoulou A. et al. Scientific panel on electromagnetic
field health risks: consensus points, recommendations and rationales. Rev Environ Health. 2010 Oct-Dec;25(4):307-17.
El enemigo está dentro
Madrid, 11 may. (COLPISA, A. P.)
Nadie puede sentirse libre de la SQM.
Vivimos rodeados de químicos potencialmente tóxicos que, a fuerza de uso, se
nos aparecen como normales. Sólo en la UE hay registrados más de 140 compuesto
químicos. De la mayoría se desconocen sus efectos. En 2003 Greenpeace analizó
el polvo doméstico de un centenar de hogares en cinco países europeos, Francia,
Alemania, Eslovaquia, Italia y España. El resultado daba miedo. Laboratorios
independientes del Reino Unido hallaron cinco grupos de sustancias de riesgo
potencial para la salud. Alquifenoles -usados en cosméticos y productos de
higiene personal-, capaces de alterar el sistema endocrino; ésteres de ftalato,
usados para ablandar plásticos y peligrosos para el sistema reproductor;
compuestos organoestánnicos, estabilizadores del PVC y acaricidas, dañinos para
el sistema inmunológico; sustancias químicas bromadas que atacan al tiroides, y
parafinas cloradas, usadas en plásticos, pinturas y gomas, carcinógenas. De
media, cada gramo de polvo analizado contenía un miligramo de los cinco grupos
citados, así como otras sustancias químicas artificiales, incluidos pesticidas.
Un año después WWF certificó la
presencia de sustancias tóxicas en la sangre de 14 ministros de Medio Ambiente
europeos y altos cargos de sus departamentos dentro de la campaña ‘Detox'. De
las 103 sustancias de siete familias químicas analizadas, 52 estaban presentes
en la sangre de los responsables del ministerio español, dirigido entonces por
Cristina Narbona. Ella, por cierto, dio los niveles más altos de contaminación
química, por compuestos como organoclorados, ftalatos, retardantes etc,,
presentes en alimentos, plásticos, productos de limpieza, pesticidas e incluso
en aguas con sistemas deficientes de depuración.
En 2006 la UE aprobó su legislación
REACH, que obliga a la industria química a registrar todos sus compuestos y
certificar sus efectos potenciales sobre la salud humana y los ecosistemas.
"Es un buen instrumento pero se ha avanzado poco en su implantación",
dice Sara del Río, de Greenpeace. De momento, apenas se han eliminado del
mercado 29 sustancias de las 1.500 sustancias químicas que debieran
desaparecer. "A este ritmo se necesitarán tres siglos", concluye.
Vea el artículo publicado
en:
"El Diario
Montañés" - Exilio interior
El
Gobierno de Nueva Zelanda Instado a financiar la investigación sobre Impactos
del Wifi
La última
investigación de Suecia sobre el uso de teléfonos móviles ha encontrado que las
personas que utilizan un teléfono móvil durante más de un año tienen un 70 por
ciento más de probabilidades de desarrollar cáncer cerebral que los que
utilizaron los dispositivos menos de un año.
La investigación,
que fue publicada en la revista revisada por pares International Journal of
Oncology , es el tercer artículo de una serie sobre el uso de
los teléfonos móviles, incluyendo teléfonos celulares y teléfonos inalámbricos,
y el riesgo de tumores cerebrales malignos y no malignos, llevado a a cabo por
el Dr. Lennart Hardell y sus colegas.
A raíz de la
investigación Safer Wireless Technology New Zealand Incorporated (SWTNZ) está
instando al Gobierno a financiar la investigación sobre los impactos en la salud
de las radiaciones electromagnéticas, como Wi-Fi y dispositivos inalámbricos
relacionados, así como torres de recepción celular, llegar a ser más ubicua.
El portavoz de
SWTNZ Dr Stuart Reuben – un cardiólogo jubilado -, dijo que Nueva Zelanda está en la cola de la investigación de los
efectos de la radiación electro-magnética y encima está apoyando un esfuerzo
agresivo para asegurar que el WIFI esté instalado en todas las áreas del país,
incluidas las escuelas.
“El Gobierno de
Australia está aportando $ 5 millones en los próximos cinco años hacia la
investigación sobre los efectos de la radiación electromagnética de los
teléfonos móviles, tablets, routers inalámbricos y otras tecnologías
inalámbricas, mientras que este Gobierno sigue enterrando su cabeza en la arena
en el tema”, dijo el Dr. Rubén.
“Nuestro Gobierno
sigue afirmando que no hay vínculos probados entre la radiación
electromagnética y de los principales problemas de salud como el cáncer, aunque
hay muchísima investigación en el extranjero para mostrar que lo contrario es
cierto, de hecho,” dijo. ”La Organización Mundial de la Salud ha clasificado la radiación
del teléfono móvil como un carcinógeno 2B, que es la misma clasificación que el
DDT tiene“, dijo.
Dr. Rubén dice
que el estándar de Nueva Zelanda para el nivel máximo permitido de radiación
electromagnética es una de las más altas del mundo. ”En Nueva Zelanda, el
nivel máximo es de 450 microvatios por centímetro cuadrado, en comparación con
Suecia, que tiene un nivel máximo de sólo 1 microvatios por centímetro
cuadrado”, dijo el Dr. Rubén. ”Y sin embargo, los suecos todavía se las
arreglan muy bien con la última tecnología inalámbrica.
“El ejemplo sueco
plantea la pregunta de por qué necesitamos un nivel tan alto aquí”,
dijo. ”Estoy seguro de que las empresas de telecomunicaciones en este país
que están pagando grandes sumas de dinero para el Gobierno cada año para
instalar transmisores inalámbricos en cada posible rincón en medio de nuestros
hogares, escuelas, lugares de trabajo, áreas recreativas y zonas comerciales
argumentan que en realidad no se acercan a los niveles máximos permitidos para
la radiación electromagnética – pero ¿ quién lo puede comprobar ?, porque el
cumplimiento y seguimiento de los niveles es mu poco frecuente “.
“En muchas partes de la India han comenzado a desmantelar las
torres de celulares alrededor de las escuelas debido a la investigación que
muestra los impactos en la salud de los niños -, mientras que nuestro Gobierno
insiste en que Ipads (uno de los emisores más altos de radiación
electromagnética) están disponibles en todas las escuelas,” Dr. dijo Reuben.
“Lo que la
investigación en el extranjero apunta es que si seguimos
permitiendo que nuestros hijos sean expuestos a altos niveles de radiación
electromagnética, muchos de ellos son muy propensos a ser diagnosticados con
leucemia y los tumores cerebrales en unos pocos años.¿Esto es realmente algo
que estamos dispuestos a asumir, cuando nuestros hijos pusieron sus vidas en
nuestras manos? ”
SWTNZ quiere el
Gobierno para poner los fondos en la investigación de los impactos en la salud
de las radiaciones electromagnéticas de la tecnología inalámbrica, las torres
de celulares, teléfonos celulares y otros dispositivos relacionados, de manera
que los niveles permitidos por centímetro cuadrado en Nueva Zelanda se bajan.
“Incluso si a la
mitad el nivel de 225 microvatios por centímetro cuadrado, todavía tendríamos
un nivel que es 225 veces mayor que Suecia, y más alto que muchos otros países
en el mundo que disfrutan de la última tecnología inalámbrica”, dijo el Dr.
Rubén.
Un estudio
preliminar de Nueva Zelanda lleva a cabo por un estudiante de doctorado de la
Universidad de Victoria el año pasado sobre los efectos del comportamiento de
la tecnología inalámbrica en los adolescentes que se publicó en Salud Ambiental
de este año encontró que la exposición prolongada a la radiación
electromagnética causada irritabilidad, trastornos del sueño, falta de
concentración y letargo. Sin duda, es importante que la Universidad de Victoria
resolvió que las emisiones de los transmisores en su propiedad no debe exceder
de 3 microvatios por centímetro cuadrado.
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