Cirujano reconocido mundialmente expone la verdadera causa de las enfermedades cardíacas
Nosotros los médicos con toda nuestra formación, conocimientos y autoridad,
a menudo adquirimos un gran ego que nos hace difícil admitir que estamos
equivocados. Así que, aquí está. Admito estar equivocado. Como cirujano
cardíaco con 25 años de experiencia, con más de 5000 cirugías realizadas a
corazón abierto, hoy ha llegado el momento de reparar el daño con hechos
médicos y científicos.
Durante muchos años me capacité con otros médicos etiquetados como
“formadores de opinión”. Bombardeados con literatura científica, asistiendo de
forma continua a seminarios, los creadores de opinión hemos insistido en que
las enfermedades del corazón son el resultado del simple hecho de tener niveles
de colesterol muy elevados en la sangre.
La única terapia aceptada era prescribir medicamentos para bajar el
colesterol y una dieta muy restringida en grasas. Insistimos que esto último
sin duda disminuiría el colesterol y las enfermedades cardíacas. Cualquier
desviación de estas recomendaciones se consideraba una herejía y podía resultar
en una mala práctica médica.
¡No está funcionado!
Estas recomendaciones ya no son ni científicamente ni moralmente
defendibles. El descubrimiento hace unos años atrás de que la inflamación
en la pared arterial es la causa real de la enfermedad cardíaca,
está dando lugar lentamente a un cambio de paradigma en cómo se tratarán las enfermedades cardíacas y otras dolencias crónicas.
está dando lugar lentamente a un cambio de paradigma en cómo se tratarán las enfermedades cardíacas y otras dolencias crónicas.
Las recomendaciones dietéticas establecidas desde hace mucho tiempo han
creado epidemias de obesidad y de diabetes, consecuencias que empequeñecen cualquier
otra plaga en la historia en términos de mortalidad, sufrimiento humano y de
graves consecuencias económicas.
A pesar de que el 25% de la población toma costosos medicamentos a base de
estatinas, y a pesar del hecho de que hemos reducido la cantidad de grasa
presente en nuestra dieta, más personas morirán por enfermedades que afectan al
corazón.
Las estadísticas de la American Heart Association indican que 75
millones de estadounidenses sufren enfermedades cardíacas, que 20 millones
padecen diabetes y 57 millones pre-diabetes. Estos trastornos están afectando
cada vez a personas más jóvenes, en mayor número cada año.
En pocas palabras, sin inflamación en el cuerpo, no es posible que se
acumule colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos y se causen
enfermedades cardíacas y ataques. Sin inflamación, el colesterol se mueve
libremente por todo el cuerpo. Es la inflamación lo que hace que el colesterol
quede atrapado.
La inflamación no es complicada- se trata simplemente de una reacción
natural del cuerpo ante invasores extraños tales como bacterias, toxinas o
virus. El ciclo de la inflamación es una forma de proteger al cuerpo ante
invasores bacterianos y virales. Sin embargo, si exponemos al organismo
de forma crónica a daños por toxinas o alimentos que el cuerpo humano no está
diseñado para procesar, ocurre una condición llamada inflamación crónica.
¿Qué persona sensata se expondría de forma intencionada y en repetidas
ocasiones a alimentos u otras sustancias que sabe que causan daño corporal? Bueno,
quizás los fumadores, pero al toman esa decisión de manera voluntaria.
El resto nos limitamos a seguir la dieta recomendada que es baja en grasas y
alta en grasas poliinsaturadas y carbohidratos, sin saber que estamos causando
repetidos daños a nuestros vasos sanguíneos. Esta agresión repetida
produce una inflamación crónica que conduce a la enfermedad cardíaca, a los
accidentes cerebrovasculares, a la diabetes y la obesidad.
Permítanme repetir eso: la lesión e inflamación de nuestros vasos sanguíneos
está causada por una dieta baja en grasas, algo recomendado durante años por la
medicina convencional.
¿Cuáles son los mayores culpables de la inflamación crónica? En pocas
palabras, la sobrecarga de hidratos de carbono simples y procesados (azúcar,
harina y todos los productos derivados) y el exceso de consumo de aceites
vegetales con omega-6, tales como aceites de soja, maíz y girasol
que se encuentran presentes en muchos alimentos procesados.
Visualiza lo siguiente: un cepillo duro que se frota repetidamente sobre la
piel hasta que ésta se enrojece y casi sangra. Mantienes esto varias veces al
día, diariamente durante 5 años. Si pudieses tolerar este cepillado doloroso,
se produciría sangrado, hinchazón de la zona infectada que cada vez sería peor
a medida que repite la agresión. Esta es una buena forma de visualizar el
proceso inflamatorio que podría estar pasando en tu cuerpo ahora mismo.
Independiente de dónde se produzca el proceso inflamatorio, bien interna o
externamente, es lo mismo. He observado el interior de miles y miles de
arterias. Una arteria enferma se ve como si alguien hubiese cogido un cepillo y
lo hubiese frotado varias veces contra las paredes. Varias veces al día, todos
los días, los alimentos que comemos producen pequeñas lesiones, sobre las que
se producen otras, causando que el cuerpo responda de forma continua con
inflamación.
A pesar de que resulta tentador el sabor de unos pasteles, nuestros cuerpos
responden de forma alarmante, como si un invasor extraño llegara declarando la
guerra. Los alimentos cargados con azúcar y carbohidratos simples, o procesados
con omega-6 para una mayor vida útil han sido uno de los pilares de la dieta
norteamericana oir seis décadas. Estos alimentos han estado envenenando
lentamente a todos.
¿Cómo comiendo un simple dulce produce una cascada inflamatoria que hace que
te enfermes?
Imagínate derramando miel en tu teclado y tienes una representación visual
de lo que ocurre dentro de la célula. Cuando consumimos hidratos de carbono
simples tales como el azúcar, los niveles de azúcar en la sangre se elevan
rápidamente. Como respuesta, el páncreas secreta insulina, cuya misión
principal es que el azúcar ingrese a todas las células donde se almacena para
energía. Si la célula está llena y no necesita glucosa, es rechazada para
evitar una disfunción de los procesos que se llevan a cabo en su interior.
Cuando tus células rechazan el exceso de glucosa, se elevan los niveles de
azúcar en sangre produciendo más insulina, y la glucosa se almacena en forma de
grasa.
¿Qué tiene que ver todo esto con la inflamación? La cantidad de azúcar en
sangre es controlada en unos rangos muy estrechos. Las moléculas de azúcar
extras se unen a una variedad de proteínas que lesionan las paredes de los
vasos sanguíneos. Esta lesión repetida de las paredes de los vasos sanguíneos
desencadena la inflamación. Cuando sube tu nivel de azúcar en sangre varias
veces al día, todos los días, es como frotar con papel de lija el delicado
interior de tus vasos sanguíneos.
Si bien no puede observarlo, puedes estar seguro de que ocurre así. Lo ví en
más de 5000 pacientes sometidos a cirugía durante los 25 años que llevo
ejerciendo. Todos ellos tenían un denominador común: la inflamación de las
arterias.
Volvamos al asunto de los pasteles. Ese producto de inocente aspecto, no
sólo contiene azúcar, sino que también está elaborados con ácidos grasos
omega-6, tales como los provenientes de la soja. Las patatas fritas se fríen
con aceite de soja; muchos alimentos procesados se fabrican con ácidos grasos
omega-6 para que tengan más larga duración. Mientras que las grasas omega-6 son
esenciales- son parte de la membrana celular controlando lo que entra y sale de
la célula- deben estar en equilibrio con los omega-3.
Si este equilibrio se rompe por el consumo excesivo de ácidos grasos
omega-6, la membrana de la célula produce unas sustancias químicas denominadas citoquinas,
que causan directamente inflamación.
Hoy en día, la dieta tipo Americana suele producir un desequilibrio muy
grande entre estos dos tipos de ácidos grasos. La relación de desequilibrio
puede estar en torno a 15:1, o incluso a 30:1 en favor de los ácidos grasos
omega-6. Esta es una enorme cantidad de citoquinas causando inflamación. En el
ambiente alimenticio de hoy, una proporción de 3:1 sería óptimo y saludable.
Para empeorar aún más las cosas, el sobrepeso que estás acarreando por comer
estas comidas produce una sobrecarga de células grasas que vierten grandes
cantidades de productos químicos pro-inflamatorios, lo que se suma a las
lesiones causadas por los altos niveles de azúcar en sangre. El proceso que
comenzó con un pastel se convierte en un círculo vicioso que con el tiempo
genera enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, diabetes,
y por último, Alzheimer, si el proceso inflamatorio continúa.
No se escapar del hecho de que cuanto más alimentos procesados
consumimos, más se dispara la inflamación poco a poco cada día. El cuerpo
humano no puede procesar, ni fue diseñado para consumir, alimentos envasados
con azúcar y remojados en ácidos grasos omega-6.
No hay otra solución para disminuir la inflamación que consumir alimentos lo
más cercano posible a su estado natural. Para reconstruir músculos, consume más
proteínas. Elige carbohidratos complejos, tales como los presentes en coloridas
frutas, verduras. Reduce o elimina el consumo de los ácidos grasos omega-6 que
causan inflamación, tales como el aceite de maíz y soja, y los alimentos
procesados que se han elaborado con estos aceites.
Una cucharada de aceite de maíz contiene 7,280 mg de ácidos grasos omega-6;
la soja 6,949 mg. En vez de eso, utiliza aceite de oliva o mantequilla,
procedente de animales alimentados con pasto.
Las grasas animales contienen menos del 20% de omega-6 y son mucho menos
propensas a producir inflamación que los aceites poliinsaturados, supuestamente
saludables. Olvida la “ciencia” que te han metido en la cabeza por décadas. La
ciencia que las grasas saturada por sí solas producen enfermedades cardíacas no
es cierto. La ciencia que las grasas saturadas aumentan el colesterol es
también muy débil. Desde que sabemos que el colesterol no es la causa de
enfermedades cardíacas, la preocupación por las grasas saturadas es aún más
absurda hoy en día.
La teoría del colesterol llevó a recomendar alimentos sin o con poca grasa,
lo que trajo consigo la creación de los alimentos que están causando esta
epidemia de inflamación. La medicina convencional cometió un tremendo error
cuando aconsejó a la gente que evitara las grasas saturadas en favor de los
alimentos ricos en ácidos grasos omega-6. Ahora tenemos una epidemia de
inflamación arterial, la que conduce a enfermedad cardíaca y otros asesinos
silenciosos.
Lo que puedes hacer es elegir alimentos no elaborados. Eliminando los
alimentos que producen inflamación y añadiendo los nutrientes esenciales
presentes en los alimentos frescos no procesados, revertirás
años de daño en tus arterias y en todo su cuerpo casuado por el consumo de la
típica dieta americana.
Fuente: Sott
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