Cecil Rhodes,
convencido de la superioridad de la raza blanca y angloparlante, consiguió en
su medio siglo de vida hacerse millonario gracias a las minas de diamantes y a
cambiar el mapa del continente africano. Mandó asesinar a miles de personas y
llegó a dominar dos países que llevaron su apellido, Rhodesia del Norte y del
Sur.
"Ayudaré
a Dios a lograr que el mundo sea inglés"
En la historia
del siglo XIX, pocos personajes pueden superar en megalomanía al británico
Cecil Rhodes. Al cumplir los 23 años, en 1875, proclamó: "África está
esperando a los ingleses y es nuestro deber tomarla". Cuando murió, en
1902, a los 49 años de edad, había cambiado el mapa del continente negro,
creando dos repúblicas de dominio político blanco que llevaban su nombre:
Rhodesia del Norte y Rhodesia del Sur. Le llamaban El Coloso y era un racista
imponente. Creó un ejército mercenario a su servicio y, en las guerras que
desató contra los ndebeles, mató a miles de ellos. Hoy no hay nada que recuerde
su nombre en África -ni un río, ni una montaña, ni una ciudad-, y Zambia y
Zimbabue han sustituido en el mapa del continente a aquellas dos Rhodesias.
Cecil Rhodes
nació cerca de Londres en 1853, el sexto de los hijos de un clérigo anglicano.
A los 16 años le fue detectada una enfermedad en la aorta y el médico le
recomendó un viaje por mar. Desembarcó en Natal (Suráfrica) en 1870, dispuesto
a ser granjero, poco tiempo después de que este territorio hubiera sido
anexionado oficialmente al Imperio Británico. Más al norte, los bóers, colonos
de origen holandés, mantenían la independencia de las repúblicas de Orange y
Transvaal frente al expansionismo británico. Los bóers, o afrikans, eran un
pueblo de fanáticos religiosos dedicado por lo general a la agricultura.
Un año antes de
la llegada de Rhodes se habían descubierto ricas minas de diamantes en las
riberas de los ríos Vaal y Orange. Y miles de aventureros y buscavidas se
lanzaron en masa hacia los territorios bóers en busca de fortuna. Rhodes siguió
aquella riada de avaricia en 1871 y, cuando llegó a Diamond City, como era
conocida la ciudad de Kimberley, ya se encontraban allí 40.000 blancos
intentando hacerse millonarios.
Pero Rhodes fue
el más listo. Comenzó a adquirir todas las licencias de explotación que se
ofrecían en venta y, con sus beneficios en la explotación, compraba más y más.
En 1873 dio el gran golpe. Los expertos en minería consideraron que la
principal mina de Kimberley, De Beer, había quedado agotada. Rhodes la compró
de inmediato a un precio irrisorio. Y resultó que en las capas inferiores había
muchos más diamantes que en las superiores, y de mayor peso y calidad. Así
pues, con 20 años de edad era uno de los hombres más ricos de África. No
obstante, siguió comprando, y en 1885, su empresa De Beers Mining Company controlaba
360 de las 622 concesiones de Kimberley. La compañía sigue hoy día
monopolizando el mercado mundial del diamante. En 1886, en el actual
Johanesburgo, apareció el mayor yacimiento de oro registrado hasta entonces en
el mundo. Rhodes se lanzó a comprar concesiones, y en 1889, su compañía lograba
el monopolio casi total del oro y los diamantes surafricanos. Con 36 años se
había convertido en una de las principales fortunas de Inglaterra.
¿Qué hace un hombre rico, joven, soltero, crecido en el éxito y rodeado de gente que le halaga? Lo primero, envanecerse, considerarse alguien elegido por el destino. Y lo segundo, dedicarse a la política. De modo que se decidió a hacer público el Manifiesto que había escrito con 23 años: "Mi principal objetivo en la vida es ser útil a mi país. Si Dios tiene un Plan, hay que saber primero cuál es la raza que Dios ha escogido como Divino instrumento para su Plan. Incuestionablemente, esa raza es la blanca. Dentro de la raza blanca, el hombre angloparlante, sea británico, americano, australiano o surafricano, ha demostrado ser el mejor instrumento del Plan Divino para desarrollar la Justicia, la Libertad y la Paz en la más amplia extensión posible del planeta. Por eso, yo dedicaré el resto de mi vida a los propósitos de Dios y le ayudaré a lograr que el mundo sea inglés". Ponga el lector Alemania en el lugar donde Rhodes escribe Inglaterra y como resultado obtendrá un retrato parecido al de Hitler.
El Plan Divino
de Rhodes comprendía incorporar al imperio toda África ("de El Cabo a El
Cairo", decía), el valle del Éufrates, Chipre, Suramérica entera, las
islas del Pacífico sin excepción alguna, el archipiélago Malayo y todos los
puertos de China y Japón. El último escalón era lograr que Estados Unidos
aceptara como soberana a la reina de Inglaterra. Y puesto que ya estaba allí,
decidió empezar por África. Sus servidores, sus secuaces y sus fieles le
bautizaron como Rhodes el Coloso, en clara alusión al mítico Coloso de Rodas. Y
el magnate comenzó a formar alrededor suyo un grupo de incondicionales, una
élite de servidores, casi una corte, con la que trazaría sus planes de
conquista. Entre otras cosas -él era homosexual, aunque no declarado-, exigía
la soltería a sus más próximos. Leander Starr Jameson, un médico escocés, sería
su principal lugarteniente y su amante de casi toda la vida.
En 1888, Rhodes
había logrado del rey Lobengula, monarca de los ndebeles, las concesiones para
explotar los yacimientos de oro de Matabeleland y Mashonaland, territorios que
se extienden por el actual estado de Zimbabue. Y en ese mismo año conseguía
también de Londres la Carta Real que le permitía colonizar aquellas regiones.
Lobengula, que se creía amigo y aliado de la reina de Inglaterra, firmó con
candidez un acuerdo por el que permitía a Rhodes hacer prospecciones en sus
dominios, pero no leyó la letra pequeña, allí donde se decía que, para
conseguir sus objetivos, se podía "emprender cualquier acción necesaria y
a cualquier precio".
En 1890, Rhodes
lograba una de sus grandes metas: el nombramiento como primer ministro de El
Cabo, por entonces la capital de la colonia británica de África del Sur. Y ese
mismo año fundaba la British South Africa Company (BSAC), para la que contrató,
no a funcionarios, sino a doscientos mercenarios expertos en la guerra y bien
armados que formaron una tropa llamada Pioneer Column. Su objetivo era el
territorio sur del reino de Lobengula.
Reforzada por
doscientos policías del Pioneer Corps, la expedición militar salió en junio
hacia los territorios de los shonas, guiada por el prestigioso explorador
Frederick Selous. En septiembre, la tropa plantaba su campamento en un lugar
que bautizaron como Salisbury, origen del actual Harare, hoy capital de
Zimbabue. Y bautizaron la nueva colonia como Rhodesia. Cuatro años después, Londres
la incorporaría a su imperio, con el nombre de Rhodesia del Sur.
No obstante,
las reservas de oro en el territorio nuevo eran muy poco importantes, y Rhodes
dirigió sus ojos hacia el norte de los dominios del rey ndebele Lobengula.
Confió la nueva operación a su lugarteniente y amante, Leander Jameson, y en
octubre de 1893, dos columnas con 1.400 hombres armados con rifles,
ametralladoras y cañones invadieron la región de los ndebeles. Los guerreros de
Lobengula no pudieron apenas resistir con sus lanzas y flechas. En las batallas
entabladas alrededor de Bulawayo, capital del reino ndebele, más de mil de
ellos perecieron. Todos los heridos y prisioneros fueron ejecutados por orden
de Jameson. Lobengula se suicidó al tener noticia de la derrota. No obstante,
aquélla no sería su última batalla contra los ndebeles.
Pocos meses
después, Rhodes incorporaba a sus conquistas Rhodesia del Norte, la actual
Zambia, y Niasalandia, el Malawi de hoy. Los acuerdos entre las potencias
europeas sobre el reparto del continente negro, auspiciados por la Conferencia
de Berlín de 1894-1895, le impidieron seguir su marcha hacia El Cairo,
arramplando con todos los territorios que se pusieran en su camino. No
obstante, a esas alturas ya había logrado conquistar casi media África. De
todas formas, existía un escollo que pensaba que aún podía rendir: entre El
Cabo y las dos Rhodesias se interponían los dos Estados bóers, el de Orange y
el del Transvaal. Alemania defendía su independencia, pero Rhodes sabía que el
Imperio Británico estaba dispuesto a anexionarse las dos repúblicas. Y pensó
que podría arreglarlo por su cuenta, sin contar con los diplomáticos del
Foreign Office.
A su favor
jugaba una realidad: mientras que las dos repúblicas estaban controladas
políticamente por los bóers, una buena parte de la población blanca era de
origen británico, y, sobre todo, las finanzas, las riquezas mineras, estaban en
sus manos. De modo que sólo se trataba, en su opinión, de poner las cosas en su
sitio.
Así que
organizó, con su amado doctor Jameson a la cabeza, un plan que consistía en
atacar Johanesburgo con una tropa a finales del año 1895, al tiempo que en el
interior de la ciudad preparaba una revuelta de los ciudadanos de origen
británico contra los bóers. Convencido de su victoria, Jameson atacó por las
buenas, al mando de quinientos hombres borrachos de whisky, poco antes de fin
de año. Ni un solo británico salió a la calle aquella noche a organizar ninguna
revuelta en Johanesburgo, en tanto que hombres del ejército bóer estaban esperándole
a las afueras de la ciudad, sobrios y bien armados. El resultado de la batalla
fue de 17 atacantes muertos, 50 heridos y el resto hechos prisioneros, entre
ellos Leander Jameson. Los bóers perdieron tan sólo a cuatro de los suyos.
No obstante, el
resultado político fue peor para Rhodes. Abandonado por Londres, hubo de
dimitir como primer ministro de El Cabo, en tanto que los bóers salvaron por el
momento la independencia de sus Estados. No mucho tiempo después, entre los
años 1899 y 1902, el Imperio Británico tendría que llevar a cabo una terrible
guerra contra ellos, muy cruenta y costosa, para poder anexionar las dos
repúblicas al imperio. Pero ésa es otra historia.
Y el turno les
llegó de nuevo a los ndebeles, los hijos de Lobengula, animados por el
descrédito de Rhodes. Vencidos en la campaña de 1893, mantenían todavía un
ejército de casi 50.000 guerreros. Y comenzaron la guerra. Ya no los dirigía un
rey, sino dos hechiceros, una mujer llamada Chasrwe Nyakasinaka y un hombre
conocido como Sekuru Kagubi. Fue una especie de guerra santa que, en la
mitología ndebele, aún se conoce como "Primera Chimurenga", o primera
guerra de liberación.
Sus sangrientos
ataques contra las granjas de los colonos obligaron a los blancos a refugiarse
en las ciudades, en una suerte de fortificaciones refugio que llamaban laagers.
No obstante, los ndebeles no atacaban de frente, sino que iniciaron una especie
de lucha de guerrillas muy costosa para los hombres de Rhodes. Era un guerra
bastante difícil de ganar. El magnate en persona se trasladó al campo de
batalla. Ahora no contaba con Jameson, que estaba en la cárcel en Londres
condenado a 15 meses de prisión por su ataque a Johanesburgo. Así que ideó a
solas la táctica para la nueva campaña, una táctica tan vieja como la misma
guerra: prendió fuego a las aldeas ndebeles y a sus cosechas, encarceló a las
mujeres y a los niños y ajustició a los guerreros capturados.
Tropas
británicas llegaron en su ayuda. Entre otros mandos, acudía a la guerra el
general Badem-Powell, fundador de los Boy Scouts, quien no tuvo reparo en
ordenar el incendio de unas cuantas aldeas indígenas con niños dentro. Quizá a
los chavales no les dio tiempo a quitarse el taparrabos y ponerse un pañuelito
de colores al cuello para lograr salvarse.
En agosto de
1896, las fuerzas británicas rodearon a las últimas partidas de ndebeles en los
Matopos, una región de terreno árido y bronco cercana a Bulawayo, en donde se
levantan unas imponentes rocas que parecen meteoritos brillantes caídos de las
más remotas galaxias. Los ndebeles acordaron rendirse a cambio de sus vidas.
Pero una vez que entregaron las armas, Rhodes ordenó que todos los jefes de la
revuelta fueran ajusticiados, y los guerreros en edad de pelear, enviados a
campos de concentración.
La epopeya de Cecil
Rhodes, según crecía su descrédito, comenzó a apagarse. En 1902 falleció de un
ataque al corazón. Y fue enterrado, según su deseo, en la roca más alta de los
Matopos, la que él mismo bautizara como View of the World. En cuanto a su
lugarteniente Leander Jameson, es oportuno contar que, a su regreso de la
cárcel, logró que se olvidaran sus desmanes e incluso alcanzó a ser elegido
primer ministro de El Cabo en 1903. Murió en 1917, y reposa en una tumba
cercana a la de su amante. Los dos enterramientos de los Matopos siguen siendo
un lugar de peregrinación para los nostálgicos de la Rhodesia blanca y racista,
derrotada definitivamente en 1980 y convertida en Zimbabue.
De Rhodes
quedan en el Museo Nacional de Bulawayo, como recuerdo, la máscara mortuoria y una
estatua oxidada entre las hierbas silvestres del jardín trasero. Casi nadie se
acuerda en el mundo de sus hazañas, como tampoco demasiado de los miles de
personas a las que hizo asesinar.
Según Jameson,
las últimas palabras que Rhodes pronunció antes de morir fueron: "Muy poco
hecho, mucho por hacer". Tenía 47 años. Es imposible calcular la cantidad
de muertos que tendríamos que haber sumado a la biografía de El Coloso si le
hubieran dejado seguir haciendo.
EL REAL INSTITUTO DE ASUNTOS INTERNACIONALES
Es
conveniente que realicemos un pequeño paréntesis, para que podamos ubicar
claramente la trascendencia que aquilata esta institución, desde antes mismo de
su fundación. Ya que podríamos considerar al testamento de Cecil Rhodes (1877),
como el verdadero origen del mismo.
Habiendo
amasado una cuantiosa fortuna con la explotación de oro y diamantes en África,
Rhodes fallecido en 1902, dejó legado su patrimonio al Fondo Rhodes, cuya
administración fue confiada al profesor
de Oxford, lord Milner; con las siguientes instrucciones:
Ø "...Establecer
un fondo, de y para el establecimiento, fomento y desarrollo de una sociedad
secreta, cuyo verdadero fin y objetivo será la extensión del poder británico
por todo el mundo, el perfeccionamiento de un sistema de emigración del Reino
Unido y de colonización por parte de súbditos británicos de todas aquellas
islas donde pueden obtenerse medios de sustento mediante la energía, el trabajo
y la empresa, y especialmente la
ocupación por colonizadores británicos de todo el continente de África, la
Tierra Santa, el Valle del Eufrates, las islas de Chipre y Candia, toda América
del Sur, las is las del Pacífico que no pertenecen todavía a Gran Bretaña, todo
el archipiélago Malayo, las costas de China y Japón, la recuperación final de
los Estados Unidos de América como parte integral del Imperio Bri tánico, la
consolidación de todo el Imperio, la inauguración de un sistema de representación colonial en el Parlamento Imperial
que pueda tender a unir los miembros disgregados del Imperio, y, finalmente, la
fundación de una potencia tan grande que en adelante haga imposibles las
guerras y promueva los mejores intereses de la humanidad...". (*1)
Ø El
profesor lord Milner -sucesor de Rhodes como alto comisionado en África del
Sur-, sus ex discípulos de Oxford - quienes eran mayoría dentro del
"staff" del gobierno de Lloyd George (1916)-, Lionel Curtis - del
grupo de la "Mesa Redonda"- y
lord Robert Cecil; constituyeron el 30 de mayo de 1919 en Versalles, El
Real Instituto de Asuntos Internacionales (RIIA), "...verdadera
sociedad secreta británica para la expansión de los intereses del
Imperio...". (*2)
Ø Esta
entidad privada estableció en su acta constitutiva, publicada en 1920,
que "...es un cuerpo apolítico no gubernamental...", cuyo fin es
"...impulsar las ciencias de la política, la economía y la jurisprudencia
internacionales.../...proporcionar y mantener medios de información sobre asuntos
internaciona- les...(y)...fomentar el estudio y la investigación de tales
asuntos...".
Según el libro
del ex agente de inteligencia británico John Coleman, El Comité de
los 300, los Rothschild ejercen el control político a través de la
Mesa Redonda de Negocios, que se creó en 1909 con la ayuda de
Lord Alfred Milner y el empresario sudafricano Cecil Rodees como se dijo. La
Beca Rhodes es otorgada por la Universidad de Cambridge. Es mediante esta beca
que opera la industria petrolera propagandista Cambridge Energy Research
Associates.
Rhodes fundó De
Beers y el Banco Standard Chartered. Según expone Gary Allen en Los Archivos
Rockefeller, Milner financió a los bolcheviques de Rusia en nombre de
Rothschild, con la ayuda de Jacob Schiff y Max Warburg.
Cecil Rhodes
(1853-1902) propuso formar una "sociedad secreta" para dirigir la
formación de un mercado que abarcara la mayor parte del mundo subdesarrollado;
y junto a Rudyard Kipling, Lord Milner y a un grupo de graduados de Oxford,
fundaron la "Mesa Redonda".
El mismo grupo, salvo
Rhodes ya fallecido, fundó -con igual
finalidad- el Real Instituto de Asuntos Internacionales (Royal Institute of
International Affair -RIIA,1919), cuyo "par" en los Estados Unidos de
América es el Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations
-C.F.R.-,1921), con sede en Nueva York, el cual posee un enorme poder y una
amplia capacidad de convo-catoria.
Es sin lugar a dudas, una de las entidades más representativas de la
nación, a la cual no se le ha querido desdibujar su reconocida subordinación al
Instituto británico. Y, ambas coordinan a sus respectivas oligarquías - o mejor
expresado, de acuerdo a la disquisición que realiza el investigador británico
D. C. Watt : coordinan a sus respectivas " oligocracias "-.
El
Consejo de Relaciones Exteriores (C.F.R.) realiza una convención anual donde se
congrega al "establishment norteamericano" y a políticos, intelectuales, periodistas, etc.; para
intervincularlos en la acción y a su vez relacionarlos con algunas de las más
importantes fundaciones, de entre las veinticinco mil existentes, que son las
que financian los "programas"
que responden a la estrategia del poder.
El C.F.R.
elabora las grandes decisiones nacionales. De él surgieron proyectos de gran
trascendencia, tales como la creación de la Organización de la Naciones Unidas
(O. N. U.), el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.) y el Banco Mundial,
entre otros.
Corrobora
lo antes expresado, el hecho de que las más reconocidas Universidades de los
Estados Unidos de América en las que se consuma la simbiosis entre el
pensamiento, la Investigación, la industria, las finanzas y el militarismo
están subsidiadas por las mismas fundaciones
o empresas que financian al Consejo de Relaciones Exteriores (C.F.R.). Sobre
todo, después "...de la administración de John Kennedy, cuando los
profesores pasaron por primera vez de responsabilidades de consejeros a
responsabilidades operacionales...". (*1)
(*1) Kissinger,
Henry - " Kissinger Mis Memorias", Ed. Atlántida, l979, pàg.21
El
pensamiento y el poder secreto de la "oligocracia " inglesa encarnada en el C.F.R. de Nueva York, fue el
mejor antecedente para que tras la culminación de la Segunda Guerra Mundial,
surgieran dos grandes instituciones aristocratizantes en los Estados Unidos de
América: La Ditchley Foundation y el Aspen Institute, ambas muy influyentes y
cuyo fin declarado es el acercamiento Gran Bretaña - Estados Unidos.
De los
cuatro grandes grupos plutocráticos internacionales (Comisión Trilateral,
Instituto Atlántico de París, Club de Roma y el "Bilderberg
Meeting"); éste último fundado en 1954, a diferencia de la Comisión
Trilateral, congrega a miembros de gobierno en funciones y a Jefes de Estado.
"Si en el siglo XXI la democracia
liberal fracasa nuevamente en construir un mundo humano, próspero, y pacífico,
abrirá las puertas al totalitarismo". Este vaticinio proviene del
historiador Arthur Schlesinger Jr., uno de los intelectuales más prestigiosos de
los Estados Unidos. Bajo el título "¿Tiene futuro la democracia?", el
ex consejero del presidente Kennedy, presenta en el último número de la revista
Foreign Affairs una perspectiva polémica sobre los desafíos que afronta la
democracia en este fin de milenio. Cada tendencia que hizo época en la escena
internacional, como la política de derechos humanos de Carter, la respuesta
nuclear flexible, el rearme durante la era de Reagan, el Nuevo Orden Mundial de
Bush, el fin de la historia de Fukuyama y el choque de las civilizaciones de
Huntington, fueron prolijamente anticipados en las páginas de Foreign Affairs,
la publicación del influyente Council on Foreign Relations que funciona como
una suerte de vocero inoficial de la política exterior estadounidense.
Esta es la
primera vez en la historia de la humanidad en que la mayoría de la población
del planeta tiene gobiernos democráticamente electos. Según The New York Times,
3.100 millones de personas viven en democracia, mientras que 2.660 millones
está sometida a regímenes autori-tarios. Sin embargo, se trata de sociedades en
crisis, a punto de estallar. ¿Las razones? Para Schlesinger, la democracia es
la heredera política de la tecnología y del capitalismo, dos fuerzas tan
dinámicas como desestabilizadoras que rigen los destinos del mundo en "la
era del populismo postmoderno".(*1)
El Instituto Atlántico de Relaciones Internacionales
de París (Atlantic Institute for International Affairs of París – A I I A P -,
1961), es una organización privada orientada a la investigación de temas
económicos y políticos afines; donde la influencia japonesa fue predominante,
adquiriendo un alto presitigio.
El Club de Roma fundado por Aurelio Peccei ,(Julio 4, 1908 - Marzo 14, 1984) con
sede en Roma, es un foro de gran vigor académico para la reflexión sobre los
problemas mundiales y sobre el futuro de la humanidad lo funda en 1968. Existen
además numerosas agrupaciones de hombres de negocios, pero lo destacable es la
intervinculación que existe entre ellas; sólo citaré a algunas Instituciones, a
saber:
1. El
"Conference Boar" (1916) es una institución económica norteamericana
cuya sede central está en Nueva York, y posee oficinas en Otawa (Canadá) y en Bruselas (Bélgica). Su
finalidad "oficial" es
"...contribuir al entendimiento público sobre economía y
administración en las economías de mercado..";especializándose en
administración empresaria;
2. La
"Business Round Table" es una
organización plutocrática de gran ascendiente en Estados Unidos de América y se
halla estrechamente vinculada a los clubes del alto mundo de la industria y de
las finanzas internacionales;
3. El
"Club de los Diez" es un grupo internacional de hombres de negocios
con sede en Londres (Inglaterra);
4. El
"Consejo de las Américas" (1965) aglutina a las compañías
transnacionales norteamericanas con inversiones o negocios en América Latina.
Su meta "declarada" es: "...contribuir al desarrollo del
comercio y de la industria en esos países del hemisferio occidental, promover
en esos países la comprensión y aceptación del sistema de la libre
empresa...". A la luz de la experiencia de estos últimos años en nuestro
país, cabría preguntarse: ¿ Aceptación
o Imposición ?.
5. Para
no apartarnos del tema central de la obra, sólo hemos de mencionar que el
establishment angloamericano se vale de
tres sólidas trincheras para encubrir su real poder, dentro del ámbito
geográfico de los Estados Unidos de América, a saber:
A-. La primera es
el Cabildo Sionista. En la cima del cual se encuentra el compacto grupo
de los Hofjuden (Judíos de la Corte). Son familias de negociantes que a lo
largo de los siglos han servido a las familias reales de Europa como asesores
hacendarios, tanto de las familias venecianas como genovesas, a la nobleza de
Amsterdam ; y luego -cuando la nobleza holandesa se fusionó con la británica en
la denominada Revolución Gloriosa (1688)-, se reagruparon en torno a la Corona
Británica y desde entonces han estado a su servicio;
B. La segunda
trinchera la forman “las familias "iniciadas" que los primeros fueron seleccionando y los
patrocinaron para dirigir a sus organizaciones legales; así como también, a las
del bajo mundo;
C. La tercera lo
constituyen las organizaciones de la Internacional Socialista en los Estados
Unidos, que realizan permanentemente campañas antifascistas. Algunas de éstas
-como los socialdemócratas de los EE. UU. y la Liga en pro de la Democracia Industrial
-, han actuado durante muchos años con disfraz "conser- vador" para
infiltrarse en organismos de seguridad y en organizaciones políticas o
sindicales conservadoras. El punto en el que coinciden todas estas
ramificaciones de "derecha" e "izquierda" de la
Internacional Socialista es el aparato organizador: La Liga contra la difamación de B'nai
B'rith - creación conjunta de redes socialistas, la inteligencia
británica y el F.B.I..
ADMINISTRADOR
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