« Cuando el ser humano decide adoptar a un animal,
a menudo tiene una idea bien precisa sobre lo que puede esperar de él y sobre
lo que le va a poder imponer. En su extrema arrogancia y su deseo de
controlarlo todo, el hombre exige de su animal una total renuncia a esa parte
suya más valiosa : la libertad. No me refiero a la libertad de movimiento, sino
a la libertad de ser.
« Tenemos entonces la obligación de erradicar
definitivamente todo aquello que, en nosotros, no es conforme a vuestras
expectativas. Nos reducís a simples objetos, asignándonos la tarea de
satisfacer todos vuestros caprichos – inconscientes que sois de nuestras
propias necesidades. Lo que ignoráis, es que nosotros somos incapaces de
fingir. La perversidad nos resulta desconocida. Esa parte de nosotros que
rechazáis, es nuestra alma, nuestra esencia. No se deja corromper y nos es
imposible renegar de ella. He ahí el mayor de nuestros sufrimientos.
« En su gran pretensión, el hombre le concede al
perro la capacidad máxima de memorizar 60 palabras : sentado, tumbado, al pie,
bajo la mesa, quieto, a la cama, si, no, basta, dame la pata, hazte el guapo
etc. En verdad, este lenguaje idiotizante no hace otra cosa que revelar la
necesidad que tiene el ser humano de dominar a todo lo que considera inferior a
él, el pueblo animal en primer lugar.
« El hombre considera que la palabra es el medio de
comunicación más elaborado. Un ser cuya fisiología no permite el acceso a la
palabra se encuentra por lo tanto irremediablemente excluido del muy cerrado
círculo de las criaturas dignas de interés. Pero existe un lenguaje
infinitamente más amplio, para el cual ningún instrumento, por sofisticado que
sea, nunca podrá definir los límites : se trata del lenguaje del corazón. Este
pasa de palabras. Y son los sentimientos los que vehiculizan este precioso
lenguaje.
« Aunque sea universal y, por ello, accesible a
todos, este lenguaje requiere una verdadera apertura de espíritu. Por otra
parte resulta interesante notar que,
sobre la tierra, solamente el ser humano ha desarrollado la suficiente
arrogancia y pretensión para prohibirse cualquier acceso a ese lenguaje. Al
buscar dominar el mundo, someter y esclavizar todo lo que es exterior a él, el
hombre ya no es globalmente apto para utilizar su energía vital para comunicar.
Todo aquello que da y recibe se tiñe de esos atributos degradantes que exhibe
como trofeos. En sus creaciones, las trazas de amor son cada vez más ínfimas.
« Esta insaciable sed de poder se aparenta a una
carrera sin fin. Más allá de contentarse con destruirse a sí mismo, el hombre
busca destruir en nosotros aquello que ya ha pisoteado en él.
« La revuelta gruñe entre el pueblo animal, excedido
ante tanto ensañamiento en perjudicarlo y someterlo. Con infinita tristeza,
constatamos que las evidentes manifestaciones de la cólera ambiente (vacas
locas, gripe aviar etc.) no parecen sacudir mucho al hombre en sus
certidumbres. No hay juicio alguno en esta constatación. Tampoco intentamos que
se nos compadezca. Porque a pesar de las apariencias, es el hombre quien
necesita compasión. El pueblo animal tiene una consciencia aguda de esto.
« Sin embargo, las Fuerzas de Vida se disponen a
suscitar en nosotros unas reacciones mucho más vivas. Muchos son los animales
deseosos de participar activamente en el restablecimiento del equilibrio
indispensable sobre este planeta. No se trata de venganza, tampoco deseamos
convertirnos en los instrumentos de una justicia evidentemente vuelta
necesaria. Cada vez más animales están preparados para salir de su reserva y
desafiar el terror que les inspira el hombre. En una última tentativa de
comunicación, algunos de entre nosotros tienen la audacia de transmitiros lo que
resienten.
« Sin duda pensáis que nosotros, humildes animales,
solo estamos sobre la Tierra con el objetivo de satisfacer vuestra sed de
poder, o, en el mejor de los casos, para ayudaros a engañar vuestra soledad.
« La verdad, es que nosotros
tenemos suficiente amor en nuestro corazón para rescataros. Todos somos – sin
excepción – portadores de mensajes específicos destinados a las personas con
las que vivimos.
« Nos preocupa la evolución de la raza humana,
mucho más de lo que pudierais imaginar. Nuestra presencia entre vosotros es la
prueba de nuestro compromiso a vuestro lado.
« Atreveos a enfocarnos con una mirada diferente, y
pedidnos que os ayudemos. Os enseñaremos el lenguaje del amor, os apoyaremos en
las innumerables reconciliaciones que no os podréis ahorrar. Podemos hacer
mucho más que montar guardia en vuestras casas o pudrirnos en el fondo de un
garaje. Ignoráis lo que realmente somos. Para el bien de vuestra raza, dejad de
odiarnos, de devorarnos, de humillarnos, de despreciarnos. Abrid vuestro
corazón, acodaos el inmenso honor de vendar vuestras heridas. Estamos a vuestro
servicio. Nuestra comprensión innata del sufrimiento ajeno nos convierte en
unos terapeutas sin igual. Vosotros limitáis el amor que nosotros os traemos al
simple reconocimiento del vientre. Vosotros desnaturalizáis todo lo bello que
hay en nosotros.
« Mi pueblo llega hasta padecer de las mismas
enfermedades físicas y psíquicas que las vuestras : no es nuestro pronunciado
gusto hacia el mimetismo lo que nos enferma. Es la proximidad demasiado grande
con un pueblo sufriente, incapaz de replantearse. Nos imponéis vuestras
aterradoras condiciones de vida, vuestros pensamientos de odio. Vuestros
veterinarios nos curan, pero solo pueden aliviarnos momentáneamente. Nadie nos
pregunta por qué nos rompemos una pata, por qué no queremos comer, por qué
desarrollamos un cáncer. Las respuestas a todas estas preguntas están inscritas
en lo más profundo de nosotros. Hablan de nuestro sufrimiento por vivir así con
vosotros. Nosotros os podemos revelar lo que se degrada o se destruye en
nosotros, con vuestro contacto. ¿ Pero a quién le preocupa ? Nosotros
nos conocemos mejor de lo que vosotros os conocéis a vosotros mismos. Nuestro
mejor ser está ligado íntimamente a la curación que vais a emprender en vuestro
interior. La compasión que hay en nosotros solo iguala a nuestra capacidad de
perdonar. Tenemos mucho que enseñaros y estamos preparados para ello.
« ¿ Sabéis que cuando nos cruzamos al rodear un
camino, nosotros, los animales, hacemos regularmente un balance sobre nuestras
respectivas situaciones ? Una simple mirada, y lo sabemos todo acerca del otro
: sus sufrimientos, sus luchas, los motivos de su presencia sobre la tierra. El
lenguaje del corazón es directo, sincero. ¿ Podéis imaginar que nosotros
intercambiamos infinitamente más informaciones entre nosotros que lo que hacéis
vosotros cada día entre vosotros, a pesar de todos vuestros medios de
comunicación ?
« No necesitamos vernos para mantener estrechas
relaciones entre nosotros. Nuestras capacidades psíquicas son ilimitadas, así
como lo fueron las vuestras hace mucho tiempo.
« Habéis sin embargo ya experimentado durante
milenios todo aquello en lo que ya no creéis. En aquellos tiempos pasados, los
humanos y los animales vivían en paz. La idea de perjudicar al otro o de
ejercer un poder sobre cualquiera nunca hubiera podido germinar en ningún
corazón. Únicamente el amor y la compasión nos motivaban a todos, y todos
participábamos en la evolución de lo que existía sobre este planeta.
« Y el hombre eligió tener otras experiencias.
« Los animales no han hecho la misma elección. Sus
capacidades psíquicas han permanecido intactas. Pero, al vivir a vuestro lado,
les ha resultado cada vez más complicado tener en cuenta esa parte noble de
ellos mismos. A pesar de lo que nos hacéis pasar, así como a la tierra que nos
aloja a todos, a pesar de vuestra crueldad sin fin, estamos dispuestos a
ayudaros a curar aquello que os empeñáis en destruir en vuestro interior y a
vuestro alrededor. ¿ Aceptaréis nuestra ayuda ? »
Traducción-Elisa Bernal
http://www.terapiasesenias.com/mensaje-de-la-perra-kheops-para-la-humanidad/
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